Es la sensación cinematográfica del momento, el largometraje que está batiendo (o igualando) records históricos en nominaciones a los distintos premios que se entregan durante esta temporada. Es esa película de la que todo el mundo habla, ese vestido amarillo sobre fondo malva que aparece constantemente en tu campo de visión desde hace varios meses. Es esa banda sonora. Hablo, por supuesto, de ‘La La Land‘, amada por muchos y odiada por otros tantos (la mayoría por sobredosis mediática sin tan siquiera haberla visto). Catalogada como una auténtica obra maestra, sus detractores no comprenden por qué algo que a ellos no les ha causado impacto está generando un fenómeno fan cinematográfico y musical como hace tiempo no se veía. Es por eso que he decidido escribir este artículo, aunque se salga un poco de mi estilo habitual, y resumir en 7 claves por qué ‘La La Land‘ sí es una obra maestra, aunque a algunos aún no lo crean. Ojo, contiene spoilers.


1. Nostalgia musical

La película está llena de referencias extraídas de otras obras predecesoras como ‘Las Señoritas de Rochefort’, ‘Los Paraguas de Cherburgo’, ‘Cantando Bajo La Lluvia’ o ‘Casablanca’ (entre otras tantas) mostrando un conjunto que remueve constantemente la nostalgia del espectador más cinéfilo y creando vínculos, sin apenas darse cuenta, con su pasado emocional.

2. Los sueños

Todos tenemos sueños y metas por cumplir, futuros idílicos que queremos alcanzar y, a priori, la película se basa en eso: Sebastian quiere abrir su propio local de jazz y Mia quiere ser una actriz de éxito. Pero la vida no es idílica y tampoco lo es esta película.

A lo largo de nuestra existencia, nuestros sueños van cambiando, evolucionando y mutando en función de las circunstancias. Ya lo dicen ambos protagonistas en la película: «uno madura, sus sueños cambian«. Y eso es exactamente lo que ocurre, literalmente. Ahí está la clave escondida a simple vista que muchos no han logrado ver. Uno madura: Sebastian. Desde que conoce a Mia, su sueño cambia y pasa a ser ella. Deja de lado su idea de abrir el local de jazz y se vende a cambio de un trabajo estable que le permita ser el hombre que Mia necesita a su lado. De hecho, en la escena en el muelle, Sebastian se pregunta si aquello que está viviendo es el comienzo de algo nuevo o un sueño que no podrá cumplir, y no está cantando sobre el club de jazz precisamente.

En cambio, ella mantiene su mismo sueño durante todo el largometraje, el de ser actriz. Incluso en el delicado momento en el que su sueño se tambalea porque nadie acude al estreno de su obra, Mia corre a refugiarse en casa de sus padres, renunciando a todo, incluido Sebastian.

Hay incluso un momento de la película en el que él le propone a ella irse de gira con él y su grupo; ninguno estaría viviendo su supuesto sueño inicial, pero estarían juntos viviendo otro sueño: el suyo en común. Pero ella rechaza esa idea porque da prioridad al que sigue siendo su verdadero sueño. Y ocurre lo que vemos en el siguiente punto.

3. Roles invertidos

En las historias de amor, estamos habituados a ver en la gran pantalla a protagonistas masculinos fuertes y viriles frente a féminas románticas y sensibles. ‘La La Land’ le da la vuelta por completo, aunque de esto algunos tampoco han llegado a darse cuenta, creando a lo largo de la película una progresión en sus personajes que culmina con la realización de que Sebastian es el romántico empedernido y Mia la ambiciosa sin corazón. Él hace todo lo posible por tenerla a su lado (como vimos en el punto anterior), ella en cambio le abandona a la primera de cambio. Como anécdota, vemos cómo Sebastian siempre avisaba a Mia de su llegada con un sonoro toque de claxon, algo que deja de hacer hacia el final de la cinta porque sabe que esa no es forma de tratar al amor de su vida. Su chulería ha desaparecido y, en esa misma escena, ella está con él porque es su vía hacia una audición, no porque quiera realmente estar con él.

En la segunda mitad de la película, es Sebastian el que renuncia a su sueño (Mía) en favor del de ella (ser actriz), aun sabiendo que va a perderla. Y, una vez su sueño se ha escapado, retoma aquello que Mia quería que hiciese: el local de jazz. Pero no lo hace a su manera, sino a la de ella; con el nombre y logotipo que ella le propuso en su momento. Sebastian mantiene vivo así parte de su amor por Mía y no rehace su vida porque sigue enamorado. Ella, por su parte, consigue todo lo que se propuso, se casa con otro, empieza una familia y cumple otros sueños que la alejaron cada vez más de Sebastian.

En definitiva, él es el supuesto chulo prepotente que acaba enamorado y hundido. Ella la inocente y angelical que arrasa con todo a su paso buscando el éxito y el reconocimiento. Y en ese sentido, el equipo de casting ha sabido encontrar en Ryan Gosling y Emma Stone los artífices ideales para que esa dualidad y contradicción no sea tan obvia, debido a sus respectivas reputaciones en anteriores films.

4. Ambos se descubren de maneras diferentes

Casi al inicio de la película, canción mediante (‘Someone In The Crowd’), vemos como Mia busca que alguien la vea entre la multitud, que alguien se fije en ella y le dé su gran oportunidad. Y eso ocurre sin que apenas seamos conscientes de ello (a pesar de que ‘City Of Stars’ nos da una pista). Entre la multitud de un restaurante (crowded restaurant), ella encuentra a Sebastian, guiada por su música. Y entre la multitud de una fiesta, él la descubre a ella cuando le pide al grupo una canción. Él la incita a escribir su propia obra, aunque luego se pierda el estreno, y él la obliga a asistir a la audición que le abrirá la puertas de su exitoso futuro como actriz. Sebastian es someone in the crowd que descubre a Mia como actriz y persona; mientras que Mia es someone in the crowd que descubre a Sebastian como persona, pero no se da cuenta hasta que ya es tarde.

Sin mencionar que básicamente desde los primeros cinco minutos de película ambos se encuentran mutuamente en mitad de un atasco, por lo que «alguien entre la multitud» cobra aún más fuerza.

5. Banda Sonora inteligente

Sin duda, el punto fuerte de ‘La La Land’ es su banda sonora. Y no sólo por la perfección en su ejecución, sino por lo inteligentemente que está creada. Cada canción está ligada a algún momento crucial de la trama y dichos momentos son posteriormente rememorados nuevamente, únicamente con el sonido y no con las imágenes. Así, las mismas notas que hacen que Mia entre en el restaurante donde Sebastian está tocando el piano están ligadas (en otro tempo) al momento previo con ‘Someone In The Crowd’ en el que ella quería ser descubierta, y también con el epílogo final en el que ella fantasea con los recuerdos de su vida junto a Sebastian y lo que pudo ser.

La canción emblema de la película, ‘City Of Stars’ aparece por primera vez cuando Sebastian descubre que se ha enamorado y no se completa hasta que ella también se ha enamorado y terminan de componerla juntos al piano; para volver a sonar finalmente cuando –en la fantasía de Mia– ambos están sentados juntos en el club de jazz viendo y escuchando a un hipotético pianista. Sin mencionar la versión que cierra los créditos, con Emma Stone tarareando la melodía, como dejando entrever que Mia se ha dado cuenta, tarde, de lo que pudo tener y su ambición no le permitió. Uno se imagina a Mia, de vuelta a casa con su marido, sentada junto a la ventana y tarareando la canción mientras se pregunta cómo habría sido su vida si hubiera apostado por Sebastian.

‘Audition (The Fools Who Dream)’ es un claro homenaje a la ciudad del amor, París. Una oda a los enamorados que se arriesgan y lo dan todo sin importar las consecuencias. Y aquí entra la dualidad de la canción, en la que, por una parte, se canta al máximo exponente del amor y, por otra, Mia realmente está cantando acerca de los valientes que luchan por sus sueños. Pero recordemos que su sueño no es el amor, es el éxito. Su tía intentó enseñarle que en la vida hay que ser valiente y ella usa dicha valentía para salir airosa de la audición y dejar atrás todo lo que tiene para ser actriz; cuando quizás esa valentía la debería haber usado para apostar por algo menos efímero, como Sebastian.

Y por supuesto, ‘Epilogue’, una obra maestra en sí misma que resume en casi 8 minutos 2 horas de película, haciendo un recorrido emocional por todas las vivencias que el espectador ha presenciado durante el largometraje, pasando por un utópico «que hubiese pasado si…» pero terminando con la triste realidad: Sebastian sigue enamorado de Mia, aunque ella haya pasado página, y ella se da cuenta de que un día lo estuvo pero su ambición no le permitió darse cuenta.

6. La vida es imprevisible

No importa cuántos planes hagas ni cuánta visión de futuro tengas o los sueños que te plantees. La vida te llevará por dónde a ella le dé la gana, sin importarle si te parece bien o mal. Tanto Mia como Sebastian se plantearon ciertas metas y casi ninguna ha sido cumplida, o al menos no de la forma que esperaban. De nada sirve hacer planes a largo plazo o esperar a que ocurran determinadas cosas, porque el mundo gira demasiado deprisa y no tenemos la capacidad de controlar todo lo que pensamos que está en nuestras manos. ‘La La Land’ es un golpe de realidad que te hace abrir los ojos y darte cuenta de que lo mejor es poner los pies en el suelo y vivir el presente.

La película también es un claro ejemplo de que nunca se sabe lo que va a pasar. Que cuando se cierra una puerta, es probable que se haya abierto una ventana. Que no cumplir determinadas expectativas puestas en algún proyecto o relación, no significa que se acabe el mundo. Antes de que nos demos cuenta, habrán surgido nuevas oportunidades y lo demás se habrá quedado en el pasado. Si hoy creías haber encontrado al amor de tu vida y mañana lo pierdes, no significa que dentro de cinco años no puedas encontrar a otra persona que creerás que será la idónea y con la que crearás una familia en un presente brillante. Los recuerdos siempre estarán ahí, y los «y si…» también, pero las oportunidades seguirán apareciendo.

7. Another Day Of Sun

Y, para terminar, no puedo dejar pasar esta magnífica canción que sirve no sólo como gran apertura de la cinta, sino como un himno al positivismo, al buen rollo, al sentirse bien y a no dejar que las sombras nos amarguen. Como decía un amigo hace poco: «es imposible escuchar ‘Another Day Of Sun’ sin ponerte de buen humor«. El precio de la entrada queda compensado tan sólo con esos cinco primeros minutos. Sin mencionar el espectacular número musical, rodado a contrarreloj bajo el calor infernal de Los Angeles.


Mención especial a el vestido amarillo. Que será un icono histórico del cine (tiempo al tiempo), enfrentándose con descaro a la manida superstición de que dicho color trae mala suerte en cine, teatro y escenarios en general.

Por supuesto, está la parte más complicada de la película (edición, guión, fotografía, dirección…) pero no quería que este fuese un artículo basando en hechos técnicos, sino en sentimientos. En por qué una película como ‘La La Land’ ha calado tan hondo incluso en personas que no lo esperaban. De hecho, la opinión generalizada es algo así como: «no sé qué tiene, pero no dejo de pensar en ella«. Y es por algo que, además, su banda sonora es número uno en medio mundo.

Personalmente, creo que ‘La La Land’ es la ‘Grease’ de los millennials (¡salvando las distancias!). Una pieza cuya repercusión sobrepasará generaciones y será venerada e idolatrada en años venideros, llegando incluso a Broadway (de nuevo, tiempo al tiempo). Y, desde luego, una obra de arte que ha elevado el listón considerablemente para los musicales venideros.